Miles de personas mayores sufren de abuso, negligencia y explotación cada año mientras residen en asilos de ancianos y otros tipos de facilidades de cuidado de personas de la tercera edad. En muchos casos, las víctimas son dependientes, vulnerables y frágiles y no pueden defender sus propios intereses o sus necesidades básicas. Afortunadamente, cada estado tiene leyes que prohiben el abuso de las personas mayores.
Para proteger a las personas mayores, los familiares y amigos que los visiten deben reconocer las señales del abuso. Dicho abuso puede ser físico, incluyendo moretones, y otras marcas. El abuso también puede ser en la forma de negligencia, como un residente que se ve deshidratado, desnutrido, o sufre infecciones debido a úlceras que no han recibido tratamiento.